Nuevos reglamentos, nuevas normas... y nuevas oportunidades.
Basilea III entra plenamente en vigor el 1 de enero de 2025. Lo que a primera vista parece un paso técnico en la legislación de supervisión bancaria tiene consecuencias de gran alcance, no sólo para los bancos, sino para todos los que trabajan con capital: Empresarios, inversores, family offices, instituciones. Para muchos, la normativa es compleja. Para nosotros, es una invitación a examinarla más de cerca.
Qué está cambiando y por qué es crucial.
Basilea III exige que los bancos mantengan reservas de capital significativamente mayores para la financiación de riesgo. Esto afecta especialmente a ámbitos como el inmobiliario, el capital riesgo y las inversiones empresariales, es decir, aquellos en los que muchos de nuestros miembros desarrollan una actividad específica. El efecto: la financiación se concede de forma más restrictiva, las condiciones aumentan y determinados modelos de financiación pierden flexibilidad.
Para los inversores, esto significa que cualquiera que desee captar o aportar capital deberá en el futuro hacer más hincapié no sólo en la calidad de la idea, sino también en la integración estructural y la evaluación del riesgo. Las soluciones estándar son cada vez menos viables: las estrategias personalizadas adquieren mayor relevancia.
Qué deben tener en cuenta ahora los inversores.
Los requisitos de Basilea III están desviando la atención del acceso rápido hacia el razonamiento sólido. Los inversores emprendedores deben prestar más atención a la estructura de capital, los conceptos de responsabilidad y la presentación de informes. También se están renegociando las asociaciones con bancos o custodios, a menudo de forma discreta, pero con un claro impacto en la práctica.
Los inversores institucionales están reanalizando sus carteras. Las family offices están respondiendo con un cambio en el equilibrio entre inversiones directas y vehículos estructurados. Y los inversores privados piden cada vez más transparencia, optimización fiscal y escenarios de salida realistas. Basilea III impone claridad, pero la claridad también fortalece.
Nuestra contribución: Orientación en un nuevo entorno financiero.
En Swiss Family Relations apoyamos activamente este cambio. Nuestros interlocutores no son sólo inversores, sino también banqueros, reguladores, estructuradores y abogados. Traducimos el complejo conjunto de normas en opciones de actuación concretas, adaptadas a la estrategia, el horizonte temporal y el objetivo de inversión.
Basilea III no es un riesgo. Es un filtro. Y quienes lo utilicen correctamente pueden convertir la nueva normativa en ventajas competitivas. Siempre que no se piense en términos de productos, sino de posicionamiento.